He mirado la etimología de la palabra «vacaciones» y dice que ·deriva del latín vacans, participio del verbo vacare: estar libre, desocupado, vacante (como un puesto de trabajo). Vacuus: vacío, desocupado libre».
Pienso cuán cierto es. Creo que tenemos la vida llena, demasiado llena. De cosas, de información, de estímulos, de actividades, de pensamientos, de obligaciones sociales, de prisa, de…
Las vacaciones me parecen una oportunidad maravillosa para poder experimentar con el vacío. Un momento para revisar los hábitos del día a día que no nos nutren, sino que nos restan energía, tiempo, conexión con lo importante. Una buena ocasión para poder re-diseñar el día a día. Por eso cuando volvemos de vacaciones llegamos a la rutina con nuevos proyectos, nuevos planes, con la capacidad para ser creativos con nuestra vida fortalecida.
Como en este vídeo de TED de Stefan Sagmeister, un diseñador gráfico que cada siete años se toma un año sabático para poder seguir creando.
Intuyo que las vacaciones nos permiten tener ese espacio de vacio en el que podemos dejar que emerja lo que realmente necesitamos.
Os animo a vaciaros este verano, en la medida de vuestras posibilidades.
¡Hasta septiembre!
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