La semana pasada iba caminando por Madrid, con la mente errante, disfrutando de poder estar al aire libre con buen tiempo. Al ir a cruzar una calle, miro al suelo y me encuentro unas amapolas que habían brotado al borde de una alcantarilla. Al lado de las amapolas, había un plástico que alguien habría tirado. Y ahí estaban las amapolas, tan frágiles, tan sutiles, tan bonitas, al lado del plástico.
Saqué el móvil y les hice esta foto.
Pienso en muchas cosas cuando veo la foto: cómo puede surgir algo bello de la basura, la paradójico de encontrar una flor en el asfalto, lo mucho que nos muestran las amapolas sobre el fugaz paso del tiempo, etc. También me pregunto qué habría pasado si yo en ese momento hubiera ido mirando el móvil por la calle, como parece que una gran parte de la población hacemos ahora. Me imagino que me hubiera perdido la amapola. Eso sí, el móvil me sirvió para inmortalizar el momento y compartirlo ahora.
En mi vida le doy muchas vueltas al uso del móvil. Cómo nos ha colonizado y, en demasiadas ocasiones, cómo nos marca el ritmo vital. Indudablemente ha traído grandes beneficios, por ejemplo en algunos lugares del mundo puede significar salvar la vida en situaciones de desastre (vídeo TED muy interesante).
Dicho esto ya podemos entrar en valorar si nos resta la manera en la que lo estamos usando. Os comparto un par de ideas al respecto:
Estamos más disponible para lo que ocurre en el móvil que para lo que está ocurriendo a nuestro alrededor. Reuniones en las que las personas están mirando el móvil continuamente, momentos con nuestros hijos en los que el móvil es el protagonista, experiencias que necesitamos documentar para compartir en las redes sociales según las estamos viviendo, etc.
Rompemos constantemente nuestra la atención en aquello que estamos haciendo. El móvil es una fuente constante de distracción que nos impide centrarnos y poner foco en lo que nos ocupa o en simplemente ser. Interesante artículo al respecto.
Tenemos la opción de ponerle conciencia a nuestra relación con el móvil. Aplicaciones que nos informan de cuántas veces lo usamos al día, poner la pantalla en blanco y negro para que no sea tan atrayente su uso, silenciar el whatsapp, identificar para qué lo usamos, observar si el uso que le damos nos da o nos quita energía… etc .
Creo que lo relevante es darle un uso que nos siente bien, que nos conecte con nuestro interior no sólo con lo exterior. Como por ejemplo utilizar la cámara para fotografiar detalles o perspectivas inusuales que nos permitan ampliar nuestra mirada del mundo o ponernos alarmas para dejar de distraernos y ponerlo a descansar.
O leyendo estos post desde tu móvil.
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